Aguabolero
14 de septiembre – 14 de octubre
Las imágenes en el trabajo de Lucía Tello tal vez revelan más de lo que parece, ya que los “objetos cotidianos” se transforman en visiones extraordinarias. Al pasar a través de las rosas cortinas semiopacas hacia la galería los visitantes ingresan a una reino de ensueño melódico, romántico y melancólico. aguabolero se abre sobre un tríptico azul y verde, donde emergen cuatro gelatinas transparentes, como motivo mágico en la obra de la artista. Ni completamente sólidos, ni líquidos, estos extraños cuerpos ocupan un lugar central y parecen haberse superpuesto unos encima de otros como para alcanzar el cielo, borrando las líneas entre la realidad y la imaginación.
Curiosamente, sus dibujos al pastel, presentan ostras perleras que se abren para desvelar lo que parece ser un paisaje rocoso, o un cítrico; mientras que, sus esculturas de arcilla, revelan mundos misteriosos bajo las olas, donde las chimeneas de las casas humean bajo el agua.
Empleando ingeniosamente un juego entre formatos grandes y pequeños, y escenarios dentro de escenarios, la artista atrae a los espectadores hacia los enrevesados detalles de los microcosmos mientras los sumerge simultáneamente en la grandeza de los paisajes macro cósmicos. Cada obra de arte encapsula mundos ocultos en su interior, invitándonos a mirar más profundamente en el corazón de su creación y demostrando que incluso las piezas más pequeñas pueden ofrecer vastas experiencias.
Inspirándose en la infancia, las casas en forma de corazón tienen apariencias sutiles, evocando la nostalgia y el asombro de la juventud. Estos juguetes de los años 90, permitieron a los niños construir sus propios mundos, utilizando objetos y muebles pequeños y con minuciosos detalles. Al integrar algunos elementos de estos microcosmos o usarlos como referencia en sus piezas, la artista agrega un elemento de juego e invita a los visitantes de todas las edades a redescubrir el poder de la imaginación.
Las cintas adornan con gracia los bordes de algunas obras, simbolizando la unidad y la capacidad de mantener las cosas unidas. Las cintas también representan la esencia de la energía femenina, que teje conexiones y nutre lazos, crea y preserva la vida y mantiene las cosas intactas. Enclavadas dentro de bolsas de tela rosa, algunas esculturas de arcilla invocan una sensación de sentimentalismo afectuoso y la idea de salvaguardar los recuerdos preciados.
Sin embargo, detrás de esta elegante superficie se encuentra un reino de temas más oscuros. Explorando el delicado equilibrio entre fuerza y agilidad, unidad y desintegración, la inquietante imagen de una mariposa atrapada en una canasta, evoca la contemplación de la fugacidad de la vida y la fragilidad de la existencia. La presencia de flores secas, presentadas como ofrendas y colocadas junto a la pared, ahonda aún más en la inevitabilidad de la descomposición y la naturaleza del recuerdo.
El tema de las flores se repite en el espacio, cuando el espectador se encuentra con un pequeño jardín adornado con servilletas de flores japonesas. Dejando que las servilletas floten casi libremente, guiadas por los caprichos del viento, la artista trabaja con la naturaleza como co-creadora. Las delicadas flores Forget-Me-Not, símbolos de lazos eternos que trascienden el tiempo y la distancia, también aparecen en las postales. Estas postales se convierten en un medio para salvar las divisiones geográficas y, al igual que las flores que llevan; llevan consigo la esencia del afecto duradero y los lazos afectivos. Avanzando en el espacio, se invita a los visitantes a continuar caminando hacia un espacio azul oscuro, que evoca una sensación de mar sin límites. Un velo que cae del techo encarna el encanto enigmático de una medusa, y algunas pinturas presentan una textura única, ya que están mezcladas con arena.
En las últimas obras de Lucia Tello, el juego de texturas ha orquestado una melodía de contrastes. La mezcla inesperada de estos componentes suaves y rugosos provoca una experiencia multisensorial que invita al visitante a cerrar los ojos, imaginar sus manos rozando el lienzo y recordar que nuestro sentido del tacto es más que físico: es un medio para conectarse con nuestra imaginación y nuestros recuerdos más íntimos.
En la última sala, un cuadro rojo y morado presenta las dos partes de un alma reunidas frente a un atardecer; y una ventana a un paisaje marino rodeado de cortinas de teatro dice: “Somos la misma alma en dos cuerpos perfectos”. Otras piezas presentan textos ilegibles, como una representación críptica de tener acceso a un secreto más allá de la comprensión total; volviendo a la idea de que, en el trabajo de Lucía Tello, los objetos más modestos guardan secretos que esperan ser desentrañados.
Louise des Places, Agosto 2023









































