It’s Not Just A Portrait
Jonni Cheatwood, Matthew Eguavoen, Iván Forcadell, Amir H Fallah,
Margaux Henry-Thieullent, Alexander James y Lucía Tello
3 de noviembre de 2021 – 23 de diciembre de 2021
Cuando se trata de personas, me di cuenta de que tengo mucho de qué hablar (y escribir sobre ello), desde la forma en la que miramos a los demás, cómo nos vestimos, la utilización de accesorios y nuestros cuerpos. Empezando por el contacto con las manos al estrecharlas y finalizando con la mirada que es capaz de transmitir más que las palabras.
Empiezo entonces por ese primer vistazo. Esta exposición reúne una selección de obras de artistas de distintos países, orígenes y culturas. En todas las obras que la componen, los artistas se enfrentan al retrato de dos maneras distintas, el autorretrato y el retrato de las personas de alrededor, en ambos casos, la mirada está siempre presente. Desde los trazos que evocan a figuras familiares como el retrato de la abuela de James hasta el personaje desconocido de Cheatwood, pasando por las pinturas de Eguavoen en las que reflexiona sobre la esclavitud y la dilución de la historia de su propio país.
El retrato siempre ha sido un actor importante en el arte, desde los autorretratos realizados en el antiguo Egipto y la Edad Media hasta el Renacimiento cuando saltó a la fama gracias a la gran difusión de las solicitudes realizadas por las familias reales. De algún modo, fue una forma de recordatorio, de memoria para el futuro, de conservar una fotografía duradera de una persona, de un modo singular.
En cada retrato, el artista tiene sus propias decisiones sobre qué mostrar y cómo posicionar al sujeto. En la mayoría de los casos, si el sujeto está presente, a través del retrato podemos saber cómo quiso ser representado, o también, cómo el artista quiso representarlo.
No existe posibilidad de encontrar un retrato neutral, me lo han comentado en sendas ocasiones y es cierto. Fue entrar en el estudio de Lucía Tello, donde la influencia del surrealismo y el mundo del juguete (donde están presentes los valores de la feminidad), me llevó a “Fetiche”, la obra de Lucía que se encuentra actualmente en la muestra colectiva. ¿Quién es? ¿Eres tú? ¿Es alguien conocido? Lucía niega con la cabeza. Es una persona creada en su mente que tiene un pendiente de grandes dimensiones y que le encanta. De este modo, ella ha construido un rostro a su alrededor. De este modo, la pintura puede llevarnos a otras personas que conocemos, a recuerdos partiendo de lo neutro y que se convierten en alguien que está en nuestra mente.
Esta portadora del pendiente se encuentra en el espacio de la galería mirando hacia la pintura de Margaux, que de una vez por todas mezcla la utilización del lenguaje pictórico (en zonas específicas con un enfoque digital) retratando a una pareja contemporánea en pleno proceso de digestión de una noticia. Colocándolos en un momento en el cual todo el mundo está comprometido con las pantallas. Una pintura que inevitablemente tiene influencias del retrato picassiano y que nos traslada a un entorno muy familiar, sobre todo por la cercanía a Málaga.
Sin alejarnos del entorno familiar y, de hecho, de los personajes que intervienen, nos detenemos en las pinturas de Alexander donde busca explorar cómo se crean y posteriormente configuran las identidades en el mundo contemporáneo. Obras de arte que han sido generadas a través del proceso de recordar rostros, gestos y fotografías y siempre considerando la relevancia de la identidad que se puede conectar con nuestra mente a través de los rasgos. Esas identidades que usa se pueden ver con un lenguaje diferente en la obra de Cheatwood donde simplifica el cuerpo hasta la ropa y el cabello del sujeto. Su representación de las emociones aparece en el desorden de líneas coloridas que aparecen en el rostro de esos sujetos. De nuevo, el artista nos hace pensar en la identidad de la persona que está detrás de esa “amalgama” de colores. No pude ver ningún cuadro de Jonni con un rostro como los conocemos y entendí que la tarea de encontrar uno es deber del espectador. Que pueda ver las vivencias personales desde diferentes puntos de vista desde los retratos creados por Matthew en los que habla de las dificultades específicas de su país de origen hasta las relaciones afectivas personales que Iván aborda en sus pinturas hablando de cómo ve a las personas que lo rodean y las interacciones con estas. Combinando diferentes técnicas desde la pintura hasta el collage e incluso incluyendo elementos encontrados, la utilización de la paleta de colores es una investigación en curso que para él juega un papel importante.
Concluye la exposición un retrato de Amir H. Fallah con una obra donde encontramos símbolos y personajes que aprovechan la ambigüedad para tejer hábilmente la realidad y la ficción, mientras cuestionan cómo crear un retrato sin representar lo físico del modelo. Las historias que rodean a sus temas son profundamente personales y se cuentan a través de las posesiones íntimas que más aprecian, su trabajo aborda experiencias generacionales de movimiento, trauma y celebración de inmigrantes. Fallah incorpora con ironía referencias históricas del arte occidental en pinturas formalmente arraigadas en el lenguaje visual basado en patrones del arte islámico.
Recordar los retratos generando nuevas formalizaciones es la esencia de esta exposición.